Reflexiones Sobre el Fin del Mundo No. 9

Me adentraba en ese "paraíso" tropical, donde todo parecía ser una jerga... donde se hacían corridas de toros como en Pamplona pero con toros flacos, y se celebraban a toreros de tez oscura que aniquilaban becerros.

Donde los pollos se transportaban vivos en motores.



Donde los pollos se vendían vivos, para que los consumidores se dieran el placer de aplicar algunas técnicas de ejecución como descocotarlos dandole vueltas por la cabeza, o cruzarle las alas y hacerles lo que los nativos llamaban "mata pollo", o el divertido corte de la cabeza para observar el descabezado cuerpo del pollo correr en todas direcciones expidiendo chiguetes de sangre.



Donde la pelea de gallos era considerada un "Deporte" Nacional, practicado por las clases altas erigiendo Coliseos enormes para "practicarlo", incorporándole incluso como parte de la cultura y la lengua... "voy al pinto" exclamaban hasta en los pleitos de recreo de secundaria.



Pero que era aquello que se escuchaba en la costa?

Hijos, coquetas amantes, amigos, amigos de hijos, socios e hijos de socios de los golosos galleros alzan sus voces... alzan sus voces contra un circo. Un circo llegado de tierras heladas, le acusan y maldicen por disfrazar sus elefantes de princesitas... reclaman imagino que es preferible respetar nuestra cultura y que mejor descocotemos los elefantes y echemos a pelear a los tigres, porque esas cosas simples y no saltos complejos entre arcos de fuego pueden mejor ser asimiladas en este infierno... digo... "paraíso" tropical.

Pero sus voces fueron opacadas por unos estruendosoS galopes, los jinetes del Apocalipsis se acercaban... se erguieron en el cielo y les señalaron por forzadores... no hay duda, estábamos en el albores del fin del mundo.